viernes, 4 de mayo de 2012

De la traición al saqueo y sin pasar por la cárcel.


traición.
(Del lat. traditĭo, -ōnis).
1. f. Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.
2. f. Der. Delito cometido por civil o militar que atenta contra la seguridad de la patria.

Los días van pasando y el entretenimiento al personal sigue su curso, aquí hace tiempo que nos tomaron por idiotas. Esto es algo que han ido consiguiendo con los años y, desgraciadamente, serán años los que se tarden en revertir la situación. Lo único positivo es que, como llevamos casi cinco años despertándonos a palos, llevamos camino adelantado. Siempre se ha dicho, en esta vida al final se aprende, aunque sea a base de palos. Y vaya si los hay, aunque algunos todavía no se enteren ni de donde vienen.

Estos días en los que los recortes en derechos y en contraprestaciones legítimas son cosa de cada viernes (debe ser que estiman que en fin de semana se digiere mejor), nos tienen con la cabeza loca, lo cual se ha convertido en algo normal. Nos están enseñando la patita y nos dan algo con lo que hablar, con lo que pelearnos. Que si vaya recorte en esto, que si vaya recorte aquel, que si peajes, repagos… todos temas absolutamente primordiales para la sociedad pero que, en realidad y por desgracia, no es lo gordo del asunto. Y no es lo gordo porque no es más que la consecuencia del continuado saqueo al que llevamos expuestos más de cuatro años y que parece no tener fin. En realidad deberíamos estar hablando todos los días de lo mismo, y no de sus consecuencias, porque en realidad, todo lo que nos aflige viene del mismo sitio, que no es otro que los llamados “mercados financieros” y en especial de la banca, para la que siempre hay dinero. 

Nos creímos que la lucha de clases era cosa desfasada, del pasado y sin vigencia ninguna, y resulta que nos están comiendo la merienda. Nos tienen como a idiotas discutiendo por la izquierda y la derecha, horizontalizando un asunto que más bien es vertical, pues todas las agresiones vienen de los de arriba y son recibidas por completo por los de abajo (aunque abajo haya gente que se crea equivocadamente arriba). Desde el derrumbe de Lehman Brothers no se ha depurado ni una sola responsabilidad por parte de los causantes de la crisis, no se han regulado los mercados, ni impedido los ataques que se articulan a través de los mismos, no se ha implementado ningún impuesto a las  transacciones financieras, ni embargado ningún bonus de tanto “gestor eficiente”… nada. Pero claro, la factura hay que pagarla y a los neoliberales anti intervención del Estado, no se les ocurre otra cosa que pedir ayuda a papá Estado, cual parábola del hijo prodigo, pero manchada de cinismo, toneladas de hipocresía y mucha mala baba, ya que hasta se atreven a exigir. Ellos, los mismos que nos han conducido a esto.

Y ahí tenemos a nuestros políticos, de un bando u otro, que en cuanto ostentan cualquier cargo de responsabilidad se desviven por procurar que a esta banda de saqueadores no les falte de nada, “olvidando” que su legitimidad viene marcada por los electores y no por los mercados, quebrando así la lealtad y fidelidad que debe a los mismos y cometiendo por definición, un acto de traición. Traición señores, traición, entre otras corruptelas varias, legales o ilegales, que inundan las administraciones de este maltrecho país.

Tal vez sea hora de unirnos los de abajo y pensar, como hicieron en Islandia cuando empezó todo, en empezar a EXIGIR responsabilidades.